Es el único que puede dar sentido pleno a nuestra vida: que nos puede liberar de la esclavitud de nuestros pecados: que nos puede sacar del sufrimiento y la amargura: el único que puede transformar nuestros corazones para que podamos vivir amándole a Él sobre todas las cosas, y amando a los hermanos como a nosotros.
A Dios lo conocemos por medio de la Iglesia que es a quién a sido encomendada la tarea de enseñar a todos.
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